miércoles, 18 de junio de 2014

Mucha sangre y poco drama para una venganza...



 “Oldboy: Días de Venganza”, dirigida por Spike Lee, es una película de potente argumento poco aprovechado, que derrama mucha sangre para justificarlo





Para aquellos que desconocen al director de esta película, es bueno aclararles que Spike Lee es uno de los selectos y pocos directores de la escuela “indie” que ha entregado Hollywood a lo largo de su historia, poco reconocido dentro del espectáculo cinematográfico. Su recorrido filmográfico ha juntado algunos éxitos taquilleros como “Malcom X” (en el que también actúa) y el thriller de acción “El Plan Perfecto”, protagonizado por Denzel Washington y Jodie Foster,  que es tal vez su película más conocida. “Oldboy: Días de Venganza”, el último film del director, es una remake de la segunda parte del manga surcoreano “Trilogía de la Venganza”, que se denomina de igual forma  y estuvo dirigida por Park Chan-Wook. Spike Lee no logra darle el golpe justo a una historia de venganza que se conforma haciendo negocio con la violencia excedida sin un argumento fuerte que acompañe.


La historia narra la vida de Joshep Doucett (Josh Brolin), un alcohólico ejecutivo de una empresa de publicidades que no sólo es un desastre en su vida laboral, sino que acarrea los conflictos de divorcio con su ex mujer, con la que comparte a Mía, su hija de 3 años. En medio de su desastrosa y vergonzosa vida, luego de una noche de borrachera, es extrañamente secuestrado. Sin saber por qué, pasa los próximos 20 años solo en una habitación con una cama, baño, televisión y su única relación con el exterior es cuando le pasan comida por debajo de la puerta. Su vida allí dentro se convierte en un martirio cuando por televisión puede ver que es el culpable de la violación y asesinato de su mujer, pocos días después a cuando fue secuestrado. Luego de cumplir su condena, es liberado, y está dispuesto a ver correr sangre para encontrar al culpable de su sufrimiento.


El enigmático secuestro a Joseph Dusset y las razones de su encierro torturador durante dos décadas son el hecho argumentativo más potente y que le permite al espectador al menos llegar al final de la película. La fuerza de la intriga y la intrincada historia del personaje nos invita a ilusionarnos con una película que puedo haber resultado más interesante de lo que en realidad es.





El error de Spike Lee está en que no logra darle forma a su contenido y a raíz de ello nos encontramos con una narración vacía de drama, con mucha acción sangrienta que trata de saciar la sed de venganza del personaje. Los 105 minutos de la película no son aburridos, pero sí decepcionantes. La trama es misteriosa y combina mucha convulsión y agilidad por momentos, pero termina cayendo en un lamentable giro dramático que no compensa para nada los litros de sangre que la pantalla refleja. La venganza furiosa y desatada por Joshep es exhibida en impactantes escenas de acción con demasiado morbo, típico del cine de Tarantino, pero que poco se acerca al argumento del prestigioso director de cine, recordado por su excepcional trabajo en los dos volúmenes de la sangrienta “Kill Bill”. La sangre sobra. La tortura de sus víctimas son los elementos más impactantes en lo visual, logradas con aceptables peleas clásicas de acción, pero que no alcanzan para rematar una historia dramática que por su argumento podría haber sido mas profunda


Las historias de venganza en el cine son incontables y sin duda lo primero que recuerdo, como dije anteriormente, es a la sangrienta Uma Thurman en su mítico papel en “Kill Bill”, pero en realidad a “Oldboy” le faltó mucho para acercarse a la magnífica película de Tarantino. Lee no logra que su personaje contagie el deseo asesino al espectador a través de la historia y las razones que lo llevan al impulso vengador, como si sucede con Beatrix Kiddo y su ansiosa sed de sangre a aquellos que arruinaron su vida. El principal punto es que Tarantino derrama sangre (mucha) pero ofreciendo un contenido magnifico de fondo, a kilómetros de la violencia de pocos motivos que presenta Lee.



Si hay algo muy positivo para marcar, es para mí la correcta actuación de Brolin en su papel como el sufrido Joseph Dusset. Recordado como fetiche actoral de los hermanos Coen, en una de sus tantas historias, típicas del cine negro como “El Gran Lebowsky”, en esta oportunidad nos ofrece un despliegue físico excepcional cuando debe poner el cuerpo en cada escena de acción, a pesar de que ya tiene bastantes años para ello. Su postura dramática y su papel de “duro” es también para destacar


En fin, si se quiere pasar el rato es recomendable. Si se quiere ver algo bueno, la historia surcoreana en la que está basada la película puede resultar más interesante.




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