miércoles, 31 de diciembre de 2014

Las mejores 13 del Año!, Si las mejores 13...

El 2014 gente... No voy a comenzar con la nostalgia comun de recuerdos ingratos o hechos anecdoticos que pusieron a este año como algo sumamente especial o contrariamente trágico, para los que no ven la hora de que llegue el final del dia y pegarle una patada en el culo al 2014.
Desde mi perspectiva, el año siempre tiene buenas y malas, y a veces es mejor ver el vaso medio lleno... Los que me conocen lo saben bien a eso.

Dejemos este palabrerio inútil y vamos a lo que nos respecta a esta publicación. Las mejores 13 pelis del año, y digo las 13 porque no me gusta andar copiando los tradicionales top ten, 50, 25 o todas las listas terminadas en números comunes, asi que haciendome el revolucionario seleccione las 13 del 2014. ¿Estan de acuerdo?... And The Colantti's Award Goes to...

13 - MAURO (ARGENTINA, DIRIGIDA POR HERNAN ROSSELLI)



Opera Prima de Hernan Rosselli que llego a las pantallas argentinas con un thriller apasionante que narra como el mas puro Scorsese de Buenos Muchachos, los bajos fondos de la organizacion criminal porteña, a partir de una actividad delictiva jamas vista en cine, como lo es la falsificacion y circulación de billetes. 

12 - ATLANTIDA (ARGENTINA, DIRIGIDA POR INES MARIA BARRIONUEVO)



Córdoba, tuvo el estreno de esta magnifica película, que nos permite explorar en las mas profundos deseos sexuales y la libido juvenil, en un relato maravilloso, entretenido y con una postal sobre el sur cordobés, jamas vista antes.

11 - LA SOSPECHA (ESTADOS UNIDOS, DIRIGIDA POR DENIS VILLENEUVE)


Atrapante film sobre una temática explotada por todos lados en el cine hollywoodense, pero que encuentra en el relato, una tensión dramática y suspenso que nos deja inmovilizados hasta el desenlace, ademas de aplaudir la gloriosa caracterización de Hugh Jackman.


10 - LUCY (ESTADOS UNIDOS, DIRIGIDA POR LUC BESSON)


Belleza intacta y eterna. Scarllet Johanssen cautiva la pantalla con una película llena del mejor cine de accion, pero que pone a una mujer al mando de la revelacion de un enigma universal sobre el origen de los tiempos. La estética de Luc Besson recuerda al maestro Kubrick en 2001, Odisea en el Espacio.

9 - RELATOS SALVAJES (ARGENTINA, DIRIGIDA POR DAMIAN SZIFRON)


Algunos decian que es la mejor pelicula de la historia del cine argentino. No se si es asi, pero si se que Szifron construye un relato feroz y apabullante que narra las mas profundas conductas salvajes del ser humano y hasta donde puede llegar la oscuridad de nuestro comportamiento, en una sociedad agotada por un sistema cruel y cínico.

8 - JERSEY BOYS (ESTADOS UNIDOS, DIRIGIDA POR CLINT EASTWOOD)


Que decir del magnifico Clint. Que decir de un maestro que no tiene limites en su filmografia y que ya ha explorado todos los generos, haciendo en cada una de sus peliculas un retrato excepcional que el cine universal nunca olvidara. Esta vez con un musical dramatizado, cuenta la historia de Frankie Vallie y The Four Seasons, en un film que desempolva la rocola y fraterniza la musica con el cine.

7 - AL FILO DEL MAÑANA (ESTADOS UNIDOS, DIRIGIDA POR DOUG LIMAN)


Una refrescada para el genero de Ciencia Ficcion. Hace mucho tiempo que no se veía una digna pelicula futurista que supiera narrar una historia dinamica que no se exceda de los recursos tecnologicos.  Asi es "Al filo del Mañana", una película solida, sin complejidades y que encima nos pone al Gran Tom otra vez en una actuación ejemplar.


6 - LA VIDA DE ADELE (FRANCIA, DIRIGIDA POR ABDELATIFF KECHICHE)



La pelicula ganadora del Festival de Cannes, expone la historia de amor entre dos mujeres que no solo refleja en su interior un contenido atractivo desde la perspectiva del analisis profundo de la sexualidad, sino que propone una estetica pop de primeros planos maravillosos. La camara de Kechiche lo hace todo.

5 - PRIMICIA MORTAL (ESTADOS UNIDOS, DIRIGIDA POR DAN GILROY)


Ya escribi y avise sobre esta arrolladora opera prima de Dan Gilroy. NightCrawler es un relato filmico excelente que no solo refleja el fondo oscuro del sensacionalismo periodistico, sino que nos conduce a una apabullante critica sobre las tenebrosas y miserables vidas que el capitalismo posmoderno ha vomitado en el siglo XXI, y sin duda Jake Gyleenhaal lo expresa con una actuacion increible.

4 - 7 CAJAS (PARAGUAY, DIRIGIDA POR MANEGLIA SCHEMBORI)


Una radiografía cruda y feroz sobre los suburbios paraguayos, reflejan la historia de un joven que realiza todo por lograr algunos minutos de fama televisiva. Un thriller compulsivo combinado con algunos tintes de humor negro, eleva una vez mas al Cine Latinoamericano, ademas de componer una estetica excepcional.

3 - PERDIDA (ESTADOS UNIDOS, DIRIGIDA POR DAVID FINCHER)


David Fincher nos lleva a los mas oscuros y siniestros infiernos de la psicología humana, acompañado de una minuciosa critica al show televisivo y el sensacionalismo moderno, fascinado por las desapariciones y el femicidio.

2 - EL LOBO DE WALL STREET (ESTADOS UNIDOS, DIRIGIDA POR MARTIN SCORSESE)


Scorsese y Di Caprio vuelven a hacerlo. Una cruda y vertiginosa narracion sobre Jordan Belfort, un hombre exitoso que simboliza el fenomeno capitalista del sueño americano que retrata una vida llena de excesos y las consecuencias del enfermizo exito financiero. Nadie mejor que Scorsese para contarlo, fiel a su estilo.


1 - BOYHOOD, MOMENTOS DE UNA VIDA (ESTADOS UNIDOS, DIRIGIDA POR RICHARD LINKLATER)


La mejor película del año sin dudas. Un relato maravillos que registra la magica naturaleza del tiempo, mostrando como nunca antes en la historia del cine, como un niño de 6 años va creciendo ante nuestro ojos, hasta que lo vemos partir a la universidad con su barba juvenil y su voz grave madura. Linklater el mejor contador de historias.



martes, 23 de diciembre de 2014

Un Cronista Sensacional


“Nightcrawler” (Primicia Mortal en Hispanoamérica), se suma a mi ranking de lo mejor del año y me animo a decir que le pelea los primeros puestos a muchas de las mejores obras filmográficas del año, que dentro del mainstream hollywoodense se encuentran muchas de alto vuelo artístico. “Nightcrawler” no es precisamente perteneciente a aquellos estrenos taquilleros del llamado “mainstream” o tanques del circuito norteamericano al nivel de “Interstellar”, “Perdida” o “Al Filo del Mañana” entre otras, pero ello se da principalmente por los costes de producción y distribución que a comparación de otros films, se encuentra muy por debajo, rozando la tradición independiente o el estilo festivalero autónomo lejano a las estrellitas de un Oscar (que placer que sea así). Esto nos sirve para entender como Dan Gilroy, luego de su trabajo como guionista en “Gigantes de Acero”, se lanza a su carrera como cineasta, escribiendo y dirigiendo su primer film con recursos económicos menores a las superproducciones, y que con ellos construye un relato desafiante, arrollador y con una profunda crítica social, que no solo lo hace poco temeroso a las órdenes del mercado, sino que ahora se le abre los caminos a proyectos futuros sin duda alguna.
La ópera prima de Dan Gilroy, cuenta en su reporte con la selección afortunada del espectacular Jake Gyllenhaal, que se roba literalmente la película con una composición actoral apabullante y siniestra a la vez que nos dejara impactado. Se suman al equipo, la inoxidable Rene Russo y la joven promesa Riz Ahmed.



Louis Bloom, un ciudadano de los suburbios que se pasa las noches robando alambres y cobre que vende por monedas a las constructoras, busca desesperado de cualquier forma conquistar el éxito. Sus caminos son el paseo nocturno en auto por la oscura ciudad de Los Ángeles. Allí en la ruta encuentra su oficio: Un choque fatal sobre el puente lo encuentra casualmente y se para a ver el suceso cuando ve que un camarógrafo registra el sangriento accidente para venderlo a los noticieros. Louis descubre la forma de abrirse paso en un trabajo independiente en lo que se siente habilidoso: Ser proveedor del amarillismo televisivo norteamericano. Luego de robar y vender una bicicleta, consigue su primera cámara y una receptora de comunicaciones policiales que lo pone al tanto de todos los crímenes nocturnos que suceden en los suburbios. Comienza el show.



Nada mejor que la jungla urbana de Los Ángeles para sacar a la luz este fenómeno periodístico que ha intoxicado a la profesión y a la sociedad, desde que las noticias se volvieron un producto de mercado y diseñado como algo atractivo para el consumidor. Dan Gilroy, fiel a su título “Nightcrawler” fija su cámara en la salvaje noche de los suburbios norteamericanos, donde el crimen está presente en cada esquina, y donde la criatura miserable de Bloom se hunde hasta las más profundas miserias sociales, con el objetivo de filmar la sangre de la víctima, o el cadáver que desea el noticiero para su titular del mediodía. Al principio le resulta difícil entrenar “su ojo” para los sucesos que buscan los amarillistas noticieros, además de encontrarse con cierta competencia que al igual que él, son cronistas de fatalidades nocturnas, volviéndose todo un mundo de “profesionales” despreciables. Consigue un compañero de trabajo que lo ayuda a localizar los sucesos a filmar, y así se va perfeccionando en una supuesta estructura profesional de pseudo cronista, en su auto rojo.



Marcar el concepto de “profesional” como primer aspecto analítico del relato es importante. El personaje de Jake Gyllenhaal es un solitario “buscavidas” que se encierra en su departamento a pensar las estrategias de una mejor existencia. A lo largo del film en su ascenso laboral como camarógrafo sensacionalista, construye una ilusión de empresa recaudadora de noticias, en el que se cree el presidente ejecutivo haciendo de las leyes sociales y de la calle, leyes de mercado. La magistral caracterización cínica y psicótica de Jake, dispara mil palabras por segundo donde especifica cuáles son los “tips” del éxito económico, sacados de cursos on-line que le enseñan a diseñar planes de negocios y cuáles son las mejores opciones para construir un emprendimiento independiente. El “American Dream” traducido a algunas pautas de recomendaciones empresariales se convierte en el estilo de vida de Louis Bloom, que considera que así se lograra el ascenso en una salvaje lucha por sobrevivir, en donde el que más se ensucia gana. ¿No es tal vez una síntesis perfecta del capitalismo?. A igual que el Jordan Belfort de “El Lobo de Wall Street”, Dan Gilroy hace de su personaje un monstro despreciable e inmundo vomitado por el más cruel y salvaje capitalismo, pero que lo marca en lecturas más implícitas y con una marcada reflexión audiovisual, que desde mi punto de vista es más meritoria que la abolición capitalista de la última película de Abel Ferrara, “Welcome to New York”. “Los Profesionales” como denomina Mr. Pink a su grupo de mafiosos en “Perros de la Calle” es un elemento interesante que pone en tela de juicio, cual es el camino a recorrer en el toxico camino del exitismo capitalista, donde las leyes del mercado, son las leyes del más fuerte en realidad y que Louis Bloom representa cuando sale a la calle y no le tiembla el pulso para invadir una casa en busca de su primicia, haya muertos en la escena o no (que los haya es lo más probable). Y a raíz de esto, devenimos al periodismo como parte de este salvaje panorama de mercado, en donde los obedecimientos del dinero, pueden más que la ética o la moral, cuestiones que lo hacen a uno realmente profesional.



Es difícil de categorizar al protagonista de “Primicia Mortal” como un criminal o miserable delincuente, pero su etiqueta social cabe perfecta, porque no es alguien que necesita un arma o un cuchillo para convertirse en tal, solo necesita una cámara y ya es suficiente con eso. Para ver lo genial que es el cine y su capacidad de dialogo con otras obras, recuerdo claramente como Mickey Knox, personaje interpretado por Woody Harrelson en la excelente “Asesinos por Naturaleza” de Oliver Stone, en una escena donde en medio de la masacre de la cárcel mira al aturdido y asustado Robert Downey Jr cuando le dice “¿Pero no tengo arma Mickey?”. Entre risas Mickey le responde “Toma. Apunta y dispara con esto”. Le dio una cámara. En estos tiempos posmodernos, como también me refería en la publicación anterior de “Perdida”, la tv refleja toda una realidad distorsionada y constructora de verdades que a veces no sintonizan con la fidelidad de los hechos cotidianos. Y no hay mejor arma que una cámara para manipular esa realidad a través de su lente deformador, luego procesado de manera terrorífica por los jefes de noticias que lucran con el miedo ajeno. Solo basta con apretar REC y es como si jaláramos del gatillo de una magnum.



 “Que un miembro de la clase alta sufra el crimen de un representante de la minoría, es lo que buscamos”. Así le dice la jefa de noticias al novato Bloom cuando le explica, cuál debería ser su “ojo” a la hora de buscar noticias atractivas, espeluznantes y con la cantidad de sangre suficiente para que sea titular y su noticiero sea más morboso que el de la competencia. He aquí el punto más fuerte y logrado del film. El guion de Dan Gilroy, demuestra en pantalla los finos mecanismos de construcción de relato del más puro sensacionalismo mediático. La escena en que Rene Russo va indicando desde el control como deben manipular el discurso, añadiendo frases como “amenaza terrorífica”, “crimen atroz”, entre otras frases que acompañan el montaje visual de cadáveres en una mansión, es sencillamente espectacular. “El miedo de los medios” gana la partida y la sangre que corre en los titulares debe garantizar terror social, y asegurar el seguimiento de los casos y con ello más audiencia y para que luego de alguna forma mágica el medio encuentre la solución a los crímenes de los que supuestamente también son víctimas. La película se mete en la realidad más pura y la encontramos en cualquier hora con la tan sola acción de prender la televisión y sintonizar algún noticiero de la gran industria periodística, porque para que quede bien claro, la obra de Gilroy no es una crítica norteamericana solamente, este es un fenómeno televisivo mundial, y muy preocupante por cierto. Hay un contrapunto genial que me gustaría marcar y que es el de la relación que hay entre la jefa de noticias y el redactor del medio televisivo. Este último marcado por la educación ética y moral del deber informativo que busca la verdad y no la sangre, se convierte en la voz de la conciencia del periodismo para ser condenado y defenestrado por la vereda del frente, donde los que mandan son los directivos editoriales que prefieren tergiversar la historia en pos del rating, abandonando la función social del comunicador.  De acuerdo a estos mandamientos del “frame” y lo que se debe buscar para llegar a los números comerciales esperados, el film se condensa en la reflexión de un drama social que explora los infiernos más bajos del periodismo pero también combina lo mejor del genero de acción, con algunas escenas buenas de persecuciones y disparos, con tintes de humor negro reforzadas en la actuación de Gyllenhaal, además de la cuota del thriller de suspenso que hace al relato más ágil y con una  tensión que mantiene al espectador hasta la frase final.



Por último, no puedo dejar de otorgarle un párrafo a la performance de Jake Gyllenhaal. La evolución psicológica del personaje es de una genialidad absoluta desde lo actoral, principalmente por la perturbadora y cínica cara que me provoco bastante impresión. Su actitud fría y calculadora, toma los trastornos del Patrick Bateman de “Psicopata Americano”, y hasta en algún momento su locura se cruzaba con la sociópata del Robert de Niro de “Taxi Driver”, principalmente en el foco de ser un desecho social de una ciudad tan oscura como la Nueva York que retrato Martin Scorsese en los 70. Es espeluznante y feroz el crecimiento de la conducta psicológica de Louis Bloom, que hasta en algunos momentos no sabemos si reír o ponernos serios por lo que dice o hace.




Una obra sensacional sobre el sensacionalismo, que narra la historia de un cronista de sangre. Recomendable en todos sus sentidos, y sinceramente me costó mucho encontrarle algún punto bajo al film. Si son de esos que no ven películas piratas, les cuento que a costumbre del cine comercial en Argentina, no se encuentra disponible en las salas, asique corran a su video club amigo que seguramente la tiene (pirateada también), pero no olviden ir con el celu y la cámara prendida por las dudas: Tal vez se chocan con algún hecho callejero fatal y se encuentran con la fama repentina al otro día cuando prendan la tele porque su video es el titular del noticiero matutino. 


jueves, 18 de diciembre de 2014

Estar o no Estar, esa es la cuestión...


 
Se me ocurrió realizar una introducción con una anécdota breve antes de mi opinión sobre la última película de David Fincher. Sé que esto de las introducciones puede resultar un poco denso, pero tiene relación con el análisis del film subsiguiente y particular coincidencia, que desde mi punto de vista me pareció buena idea compartir, para que se entienda mejor mi pensamiento con respecto al argumento de la película.

Como algunos saben, soy estudiante de Comunicación Social y en estos periodos epílogos del año, comienzan a correr las dramáticas mesas de exámenes. En este particular Noviembre me tocaba rendir un coloquio de la Catedra “Política y Comunicación”. Un montón de acontecimientos graciosos sucedieron durante mi espera a la última instancia evaluativa del año, que me permitía liberarme por este año de la facultad y disfrutar de mis merecidas vacaciones, pero eso no viene al caso. Si mal no recuerdo, ese día de Noviembre era muy caluroso y estaba desde las 8 de la mañana esperando rendir y bastante desesperado por los minutos que iban pasando lentamente, recién a las 12 fue mi turno de demostrar mis conocimientos de política y que supuestamente había aprendido sobre el agitado segundo semestre de 2014.

El aula vacía y mi profesor bastante cansado como yo, me mira y me dice:
- Profesor: ¿Qué hace por acá nene?
- Yo: Vengo a demostrarle porque estuve sentado todo el cuatrimestre escuchándolo y justificando que aprobé la materia (le digo bastante canchero porque es de esos profes piolas)
- Profesor: (Riéndose un poco) Bueno, siéntese esta última vez a ver si de verdad aprendió algo usted.

Siempre soy sincero en estas situaciones y les cuento que instancias orales nunca me pongo nervioso y me tengo más fe que en un examen escrito. Así de confiado comencé mi exposición sobre el contenido del programa. Para que el lector entienda y se vaya acercando a la razón de esta anécdota sin que dé más rodeos, mi tema a exponer trataba sobre el “Marketing Político” y “Los medios de Comunicación como Videopolitca”.

Abarcando un sinfín de palabreríos conceptuales teóricos y citas de autores varios, comencé mi performance cognoscitiva sobre los temas, que ha decir verdad había leído e interesado bastante. Para referirme precisamente a la idea de las teorías planteadas le digo al profesor:

“Para darle un ejemplo de este fenómeno de mediatización política, uno de los autores nombra el hecho del 17 de octubre de 1945. Por primera vez la televisión argentina registraba a todo un sector popular y obrero ignorado durante años, y al que el sector burgues y de clase media discrimino adjudicándoles el apodo de “cabecitas negras” y “animales”. La mitad del pais no sabía de la existencia de este movimiento popular que estaba surgiendo con Perón. Eran una masa invisible que con la TV se mostraron al país.”

Y para cerrar este ejemplo ilustrativo le tiro una intelectualización teórica que sabe gustarles a los profesores, sobre todo cuando son de esos autores reconocidos y que se cansan de nombrar todo el año durante clase (bien chupamedias lo mío).

“Es prácticamente como decía Beatriz Sarlo en sus teorías profe. ‘ La televisión tiene el poder de visibilizar movimientos sociales ignorados por años, pero también sufre de una memoria efímera, nadie dura mucha tiempo en la pantalla de la tv”.

Con eso dicho pensaba que mi discurso sobre la video política había sido magistral, principalmente con la cita de Sarlo. Pero de repente el profe levanta su mirada y como hilvanando lentamente las ideas escuchadas, pone cara de “acá te largo la pregunta que te duele”. La tensión aumento como si fuera la última pregunta con Sofovich en “Los 8 Escalones”.

-Profesor: De acuerdo a la lógica que usted está diciendo, sobre que la TV es un fenómeno efímero y fugaz. ¿Qué hay que hacer para evitar ello?

La pregunta no la esperaba y en mi búsqueda profunda en el mapa mental de chamuyos automáticos que me sacaran de la presión, no encontraba una respuesta clara y evidenetemente no funcionaba mi silencio dubitativo tampoco asique dije:

-Yo: Eeeem… habría que democratizar el espacio televisivo.
Profesor: No nene, ese palabrerío político que es más mentiroso que el 1 a 1 de Menem, no es la respuesta. Es simple como la lógica de tu tema.

Mas nublado que estos últimos días en Córdoba, mi cabeza no dejaba de maquinar buscando esas palabras “simples”. La respuesta era precisa pero por diversas razones no podía coordinar mis ideas con las que el profesor buscaba que expresara y finalmente dice:

-Profesor: Hay que ESTAR nene. El que ESTA en el medio entonces EXISTE, el que NO ESTA, NO EXISTE. Es simple. Si la cámara se desintereso entonces busca la forma de ESTAR y vas a resucitar, como muchos políticos innombrables, pero algunos muy cobardes desaparecen del medio y es como si hubieran muerto o se los haya olvidado hasta que la televisión decida refrescarlos en alguna otra oportunidad.
Así de simple era. “HAY QUE ESTAR, PARA EXISTIR”. Con esa respuesta resumía todos los conocimientos aprendidos sobre el cuatrimestre de Política y lograba hacerme reflexionar sobre los tiempos modernos que vivimos, en donde la cámara tal vez es nuestra forma más efectiva de aparecer o desaparecer de la realidad pública.
Con esto recién narrado hago entender mi pensamiento sobre “Gone Girl”. Como si David Fincher con su película me estuviera diciendo que con su argumento, podría haber dado mejor el ejemplo de video política en aquel oral. Si la peli la hubiese visto antes, seguro que me ayudaba.

“Perdida” (su nombre traducido para Hispanoamérica), es una de las películas del año, según mi óptica, que viene anunciando cierto olor a Oscar y a Globo de Oro, justificando que este tipo de films siempre gustan a los juzgados de Hollywood. Y que si yo formara parte de ese exclusivo y reducido grupo de críticos/jueces, la pondría en mi lista de 10 mejores del año.

Dejando las predicciones festivaleras del cine, que en si poco hacen al arte cinéfilo, “Perdida” bajo la dirección del oscuro David Fincher está basada en la obra literaria de la autora Gillian Flyn. No está de más decir que la autora de la novela es la guionista de la película, algo para valorar y mucho por su capacidad artística de transferir a un lenguaje cinematográfico, una historia que es bastante compleja y muy difícil de sacar de su formato literario, cuestión que normalmente piensan que es simple cuando se sabe decir “pero no es nada que ver al libro”: Jamás tiene que ser igual al libro, son lenguajes diferentes.



El proyecto cinematográfico de la producción de esta historia no pudo haber caído en mejores manos. El prestigioso director del “Club de la Pelea” y éxitos comerciales y artísticos como “Seven” y la “Red Social”, una vez más suma otra obra de arte a su filmografía, principalmente por su capacidad de explorar en las más oscuras y perversas conductas y psicologías del ser humano, llevándonos junto a sus personajes, a un paseo por el más bajo de los infiernos.
En esa tonalidad oscura y dramática se presenta la historia encarnada por un sorprendente Ben Affleck (Nick Dune) y la revelación actoral de Rosamund Pike (Amy Elliot). Nick y Amy, son un matrimonio aparentemente feliz, hasta que en la mañana de un día cualquiera, Amy desaparece y comienza una búsqueda desesperada, que involucra una intensa persecucion policial llevada a cabo por una sagaz detective, además de un frenesí mediático y cámaras que ponen a la TV como un lugar de critica publica y juicio social.

Es complicado hablar de esta película, sin temer a rozar el Spoiler pero voy a intentar evitarlo así aquellos que no la vieron, al finalizar esta lectura, descargan el torrent o la ponen on-line en su mejor sitio pirata. David Fincher se encuentra con una historia llena de aristas para analizar y por ello tal vez su film sea criticado por sus 145 minutos, que en mi opinión están excelentemente aprovechados. El director parte la trama ficcional en dos partes, volviendo sobre cada una constantemente, en un trabajo preciso de edición que permitirá al espectador ir hilvanando cada situación, como si acomodara las piezas de un rompecabezas enorme. El gran mérito de ello, es que la película va mutando con los minutos y sorprendiéndonos a cada instante, atrapados en una tensión incesante, ya que lo que pensamos que era un drama, se transforma en un policial, luego en un thriller psicológico que deviene en suspenso y cierra con una oscuridad dramática de aplausos.



Al principio el personaje de Nick Dune dice hablando de su mujer: “me gustaría abrir tu cabeza y ver que hay en tus pensamientos…”. Nick Dune no lo logra, pero Fincher sí. El cineasta decididamente explora sobre la perturbada mente de Amy y desde su desaparición misteriosa comienza a diseñar todo un circo de miserias humanas que perturban a Nick, convirtiendo el mismo infierno para él. No solo es Amy, sino que develara las situaciones criticas del matrimonio y una importante mirada sobre la violencia de genero. Veremos a lo largo del metraje fílmico, como se va transformando cada personaje, rozando las situaciones más siniestras y crueles, desenmascarando el lado más oscuro que rompe con esa luminosidad que solo percibiremos al principio.



Y nada mejor que la cámara de Fincher sobre las otras cámaras, para representar ello. Con esto quiero decir que las otras cámaras, las del show televisivo se convierten en el eje central y narradora del caso, hasta superando y distorsionando el trabajo policial. La pantalla chica va mostrando los diferentes rumbos del caso, a igual que vemos los sucesos reales, percibiendo la transformación mediática que pone al sensacionalismo periodístico de fondo para aumentar el drama.
Y de aquí la reflexión central del film: La TV parece ganarle a cualquier juzgado o tribunal federal, ya que la opinión pública se encarga de condenar socialmente a los actores que aparecen en escena, llegando a tal punto de que los abogados y sus clientes se sientan en una mesa a discutir sobre la imagen del acusado, su posición ante la cámara y que es lo que tiene que decir cuando se siente en aquel programa televisivo que ven millones de espectadores. Lejos del estrado o cualquier oficina judicial, los flashes van cambiando la historia según el rating y todo se convierte en un reality show. En el que para ESTAR inmerso, solo hace falta pararse delante de cámara.



“Perdida” es el reflejo social de una comunidad perdida en el circo mediático y que más allá de la sociología que podamos analizar, deja en nuestras retinas una película feroz y desafiante que a más de uno lo impactara (como a mi).“La ultima de Fincher es para verla varias veces “, me decía un conocido cinéfilo hace unos días. Es cierto, porque los enigmas y misterios que desencadena con la construcción de sus relatos, son dignos para no solo disfrutar viéndolos cientos de veces, sino para debatirlo por horas con café de por medio.





lunes, 10 de noviembre de 2014

Richard Linklater, el contador de vidas...

Antes de comenzar dejarles con la lectura de la crítica de la última película de Linklater, quisiera expresar algunas cuestiones personales que admito que son bastante egoístas o que tan solo pueden importarme a mí, como mejor conocedor de lo que me atraviesa.
“Qué lindo que es volver” decía Gustavo Ceratti cuando regreso en la que sería su última gira como cantante de Soda Stereo en el álbum llamado “Me veras volver”. Arranco así para contar esto como una especie de regreso y plantear lo importante de un regreso. Alguna vez, Maradona regreso al verde césped, alguna vez Perón volvió a su país para gobernar (no se si bien o mal, pero lo importante es la vuelta), alguna vez la democracia volvió a nuestro a país. Tantas vueltas, tantas idas y siempre cuando nos vamos, esta esa pequeña sensación de regresar. Así me siento, y no a la talla de aquellos grandes que volvieron ante su público alguna vez, regreso en un encuentro conmigo mismo, con el encuentro con la escritura que alguna vez se quedó parada por razones que todavía estoy tratando de comprender, pero que no son para nada destructivas en cuanto a la creación. No me importan cuantos lectores se les mueve un pelo por que vuelva a escribir, pero si me importa saber que yo volví a expresarme en este medio que es tan placentero para mí. Las fuentes, las bases, las raíces son nuestras indiscutidas puertas al reencuentro con lo que alguna vez perdimos o dejamos. Así me paso. Inspiraciones que habían quedado al fondo, como ese juguete viejo que esta en el cajón debajo de la cama, y cuando nos pintó la melancolía quisimos buscar y tuvimos que sacar de entre medio de un montón de cosas más que aunque también nos gustaban, nada más emocionante que ese juguete, y que es esa raíz de algún momento de nuestra vida que necesitamos volver a vivir. Ese juguete que nos movilizo, como cualquier cosa a la que encontramos nuevamente y que siempre aunque sea viejo, nos trae sensaciones nuevas y lindas, son la razón para regresar, son la razón para volver a un lugar que fuimos y plantearnos que queremos ser. Ahora más tranquilo con lo que era y las fuentes inspiradoras que alguna vez me invadieron puedo visibilizar más claramente nuevos desafíos y nuevos caminos por recorrer, en donde la escritura forma parte de ello, que no aseguro que sea en este espacio con mucha recurrencia pero que seguirá su forma de expresión en otros espacios que estoy explorando, pero que en síntesis me hacen sentir mejor y funcionan como el escape que mucho necesitamos siempre.
Asi de simple y complejo es. No pretendo hacer entender estos pensamientos o que se sientan identificados, aunque si es asi me pondría muy contento pero como arranque diciendo, aquí lo importante es lo que decía un famoso cantante en una famosa novela de horario central de algunos años:
“…Que ganas de volver…”



“CHE CONTAME, ¿QUE ES DE TU VIDA?...”


Así de simple es “Boyhood, momentos de una vida”. La proyección de esa interrogación común entre dos desconocidos que se encuentran en un bondi después de 15 años, Richard Linklater la sabe responder con una película de contenido simple, pero maravillosa y abrumadora. El director de la saga Antes que no solo logro enamorar a cientos de espectadores con la historia de Jesse y Celine, sino que también arraso en taquilla y billetes, vuelve a ofrecernos en pantalla una experiencia bellísima que no deja de marcar su estilo en temáticas ya exploradas en sus filmes, como es el paso del tiempo.
Linklater sabe bien de aquello del inevitable paso del tiempo y prácticamente sus historias se ven enredadas en ese fenómeno, que alguna vez influyo en su vida, antes de sus comienzos en la cinematografía, cuando era un trabajador petrolífero en el Golfo de México. Allí cuando se dio cuenta que sus capacidades creativas debían volcarse en el mundo artístico del cine, luego de inspirarse con la mítica “Toro Salvaje” de Martin Scorsese, cayó en la idea que había perdido tiempo y era hora de animarse a algo más que lo movilizaba por dentro. Con ese tiempo en el Golfo recaudando algunos dólares, consiguió una cámara, algunos equipos de edición y comenzó a retratar historias ajustadas al cuadro de un proyector, allanando el camino para construir no solo un estilo personal, sino una generación de cineastas independendientes que siguieron sus pasos, cuando fundo en 1985 una pequeña asociación de directores en su Austin natal.

Historias de vida, historias tan reales como la realidad, tan especiales, maravillosas, dramáticas y dolorosas como el día a día. De eso se trata y de eso nos nutrimos cuando entramos al mundo de Linklater. Boyhood, es una más de ese repertorio de temáticas ya profundizadas, pero que esta vez desde mi punto de vista, merece todo un aplauso desde la forma, desde el trabajo invisible y natural que a veces el espectador distraído o poco conocedor tiene como dato. En esto me refiero al desafío de filmar “Boyhood” a lo largo de doce años, con una semana de rodaje cada año. La intención naturalista de registrar cada rasgo evolutivo, cada arruga, cada centímetro, cada cambio de voz y personalidad que van transformando a Mason, su protagonista, como todos los que lo rodean en la historia de su vida, es el ingrediente más logrado al momento de puntualizar este fenómeno del tiempo que Linklater tanto gusta de contar.




En una especie de lenguaje periodístico, puedo decir que en “Boyhood”, importa menos el QUE y significa mucho más su COMO. Precisamente porque ese QUE, referido a la historia que nos presenta la película, no va más allá de una narración simple, de estilo biográfico, sobre los días de Mason desde su temprana infancia de los seis, hasta su ingreso a la facultad a los 18. El contenido nos resulta emotivo desde la identificación con aquellas pequeñas historias que atraviesan a Mason, y que desde la butaca nos traslada probablemente a momentos de nuestra vida, o similares procesos de nuestra juventud, cuando vemos a Mason sufrir la separación de sus padres, los caprichosos deseos de su madre y nuevas parejas, las mudanzas interminables, las amistades ganadas y perdidas, el primer amor, la primera vez, su madurez intelectual, sus hobbies, su música y los miles de universos que exploramos en nuestro periodo juvenil que en gran parte podemos compartir con el personaje que nos presenta Linklater, o que tal vez no pero que en algo coincidimos (como me sucedió desde mi perspectiva).
El punto es que Mason podría ser cualquiera, su historia y su vida no son para nada originales y hasta pensamos que algunos condimentos más podrían hacer al contenido más fuerte. Pero como ya dije anteriormente, la forma narrativa de contar vidas por parte de Linklater, es fabulosa. Su cámara va marcándonos el crecimiento de Mason y su universo, como el crayón rayaba en la pared de la habitación aquellos registros de evolución infantil hace mucho tiempo. Y es aquí donde el director nos dibuja la dimensión del crecimiento con todo aquello que conlleva, ayuda al espectador a percibir el cambio histórico a partir de algunos hechos políticos (el 11-s, la guerra con Irak, la campaña de Obama), nuevas modas musicales y sin duda el rasgo natural de las personas, pero es más importante valorar esa sencillez de sentir la voz grave de Mason, sus nuevos cortes de pelo, la barba juvenil, la música que va escuchando, su relación esporádica con un padre casi ausente, su metamorfosis hacia el camino artístico, y todo aquello que en si no es otra cosa que visualizar al tiempo “en carne viva”, como nunca se hizo antes o que por lo menos yo viera de forma tan magistral como en Boyhood.

Aunque Mason es el centro, es fabuloso identificar como van cambiando los de su alrededor, tanto su madre (la espléndida Patrice Arquette), su padre Ethan Hawke y su hermana (Lorelei Linklater), que en mi opinión es la más destacable en su transformación en cuanto a los personajes secundarios, principalmente en la observación de como esa niña que despertaba cantando las Spice Girls, culmina siendo una jovencita agrandada e histérica, teñida de rojo que prefiere las fiestas con sus amigos a un campamento con su padre y hermano.
Es sin duda, una de las películas del año que se ha estrenado en el circuito de las salas comerciales, la recomiendo absolutamente y para volver a disfrutarla mil veces más. Boyhood representa momentos de una vida ficcional, que sin duda son también momentos de esta vida real y que nadie mejor que Linklater para contarla.





miércoles, 13 de agosto de 2014

El purgatorio de las ideas

“The Purge”, la película escrita y dirigida por James DeMonaco revela un argumento de crítica social profunda que se choca con una película previsible y que demuestra la mejor forma de destrucción de una original idea.





Si existiera un manual dedicado al seguimiento estricto de ítems que indiquen las diferentes formas de destruir buenos argumentos, la película de James DeMonaco sería el ejemplo claro y hasta brindaría las mejores herramientas de cómo hacerlo paso por paso. Que quede claro para el lector, que hasta el día de hoy estoy irritado por encontrar a esta película como la autora material de una idea que sin duda es interesantísima con un trasfondo político y social muy profundo que se plantea en un futuro distopico (no muy lejano) y termina siendo algo malo que merita salir insultando de la sala. Es sorprendente pensar que el encargado de la creación de la historia sea el mismo hombre que dirige este film y que sin duda es el mayor responsable en degradar su propio trabajo.

James DeMonaco que no acarrea mucha experiencia filmográfica en sus espaldas y tan solo alguna que otra intervención en el cine comercial de terror (influencia que erróneamente aplica en esta película) decide hacerse cargo del título “The Purge” (La noche de la expiación en español). El film se posiciona dentro del género de ciencia ficción y estuvo comandado por la mayoría del equipo de producción de “Actividad Paranormal”.

“The Purge” se centra en un contexto social distopico: Estados Unidos en el año 2022 se encuentra en el mejor momento económico al encontrar la solución perfecta a la oleada de crímenes y desocupación que azotan a la nación. La estructura política denominada como “Los Nuevos Padres Fundadores” descubren el equilibrio del país a través de una convención comunitaria de leyes que habilitan que una vez al año los ciudadanos se sientan en la libertad total de cometer delitos y soltar el salvajismo bestial que los domina, en actos que no serían castigados en un lapso de 12 horas.

La familia de James Sandi es la elegida víctima de este aniversario purgatorio y que en medio de la noche se choca con el conflicto de que su hijo en su intento de proteger un refugiado perseguido por una patota de asesinos burgueses, lo alojan en el interior de su casa. Los jóvenes ricos solicitan la entrega del protegido y a cambio no ingresarían a asesinar a toda la familia. Los Sandin se enfrentan a un noche larga.
La premisa es excelente. El espectador se siente entusiasmado. Imagina lo que la pantalla puede brindarle después de encontrar a este planeamiento conceptual algo de los que seguramente disfrutaran. Solo 15 minutos bastan para saber que nada de eso que pensamos sucederá, sino todo lo contrario.



El trasfondo sociopolítico nos atraviesa y reflexionamos sobre como una sociedad no muy lejana plantea desde sus representantes políticos y las ideas de una “democracia salvaje” los principios más tradicionales de la corriente Maquiavélica y el más crudo darwinismo social. El funcionalismo gubernamental que pretende construir una mejor nación eliminando las problemáticas de desocupación, pobreza e inseguridad nos propone una lectura de la herramienta política más pragmática que aquella famosa premisa de un tal Maquiavelo proponía como manual para los príncipes: “El fin justifica los medios”. La oportunidad temporal de canalizar la bestialidad sanguinaria que contenemos como una miseria de la naturaleza humana, se convierte en realidad en un proceso paradójico que pretende igualar las libertades legales con las libertades morales. El mecanismo es claro y cínico. La habilitación a una masacre popular legitimada legalmente pone en debate nuestra actitud ante la ley y nuestra consciente moralidad que implícitamente ante las normas nos ha formado un espíritu social civilizado donde creemos que matar no es el camino correcto. El trueque de libertad por libertinaje no es otra cosa que una anarquía sádica que dura 12 horas por año a cambio de una “nación renacida”.

El planteo sobre la posibilidad de purificar nuestras almas y calmar nuestra despiadada naturaleza violenta a través de una catarsis se confunde con la real intención de esta ceremonia anual: Una cuestión de clases. La sociedad burguesa disfruta desde el confort de sus sistemas de seguridad como la guerra de los de abajo se desata bestialmente durante toda una noche encontrando como razones la venganza, la necesidad de saciar la sed de sangre y diferentes justificativos que solo terminan de diseñar un panorama donde los pobres mueren y los ricos bajo el lema “ojos que no ven”… disfrutan de los privilegios económicos que la purga deja.

Este aspecto enfocado en los intereses económicos por sobre cuestiones humanas, donde los mecanismos políticos encuentran el amparo perfecto de “limpiar” las escorias sociales se ve sumado a la inmunidad de los mandatarios políticos más calificados a la hora de liberar la noche más bestial del año.
Y esto no acaba aquí. Encontré un elemento interesante que no pude captar en ninguna crítica sobre esta película y me gustaría analizar como la analogía precisa del cuento romano “Pan y circo” y un film que todavía guardo en mis retinas que es “Los Juegos del Hambre”. El discurso oficial del gobierno que precede a una alarma que inicia la noche purgatoria anual nos deja ver entre líneas como la jerarquía política y pequeños burgueses celebran colocando flores azules en sus casas el fervor apoyo a esta medida política sanguinaria, además de disfrutar de las imágenes del crimen callejero desde sus televisores, como se matan entre si las clases inferiores (Capitolio y sus distritos) y permitirnos visualizar en ello la cruel imagen de los reyes y nobles romanos que glorificaban el evento popular de las matanzas entre gladiadores en una arena.  

Me pregunto y les pregunto: ¿Cuánto de ficción y cuanto de realidad hay en esto? Se los dejo a su criterio.

Ya abandonando un poco esta profunda reflexión analítica que me urgía expresar, paso a detallar como un notable planeamiento histórico e impecable guion es desperdiciado inexplicablemente en un desarrollo previsible, sin mayores tensiones y agrados que terminan desilusionando y fracasando por completo. La falta de una estructura de género (terror, drama, suspenso, ciencia ficción) no es un error preciso pero si falla en no delinear una clara idea de lo que se pretende narrar, ajustándose a la idea central del argumento. El recurso de terror agotado en las escenas de pánico e incertidumbre no es muy eficiente, aunque si cumple la cuota de suspenso por algunos momentos. Solo la siniestra y sombría presencia de los asesinos es la que contagia instantes escalofriantes, pero no mucho más. La historia podría girar hacia un costado dramático, teniendo en cuenta el contenido sociopolítico y polémico en el que se plantea el contexto, pero al contrario elige otros rumbos y se queda a mitad de camino dejando varios cabos sueltos. En cuanto a este último punto tengo que decir que es un logro encontrar una renovación dentro del género de la ciencia ficción que no se ampara en recursos tecnológicos y cibernéticos para expresar una sociedad distopica, sino que su argumento se sostiene de tan solo recursos políticos sostenidos en lo que Darwin nombraba como la “ley de la selva”.



En cuanto a la intención de provocar miedo los recursos cinematográficos de la narrativa terrorífica que se desprende de los interiores: Estilo Actividad paranormal solo alcanzan para pagar algunas cuotas de suspenso y tensión estereotipada hasta el cansancio, con la clásica formula de silencio-oscuridad que solo por momentos atrapa. A esto hay que sumarle los primeros planos constantes de visión nocturna.  Si hay algo que positivamente rescato para favorecer la intención de asustar,  es el escalofriante cinismo y profundidad siniestra que tienen los asesinos con máscaras.



 Algunas escenas de acción son correctas pero se deconstruyen y caen en la banalidad cuando comienza a ser “superprevisible” en la clásica “salvación en el justo momento del que no estaba allí y casualmente aparece” (más de tres veces sucede).

Al finalizar la película me quede con la sensación de que el director fue egoísta y en eso me refiero a la mezquindad y egoísmo comercial en minutos fílmicos, donde el argumento queda como superficial al no darle la vuelta a cuestiones centrales como la razón del elitismo social de asesinar, o la simpleza de derribar un sistema de seguridad que funciona en un 99% e ingresar al hogar sin problemas. La falta de profundidad sobre la necesidad del elitismo social de purgar o el mejor conocimiento de la humanidad de los personajes es algo con lo que me quede pensando y que se pudo haber hecho zoom como algo interesante. Pero está claro que James DeMonaco no capta las locuras de este humilde escritor de blog y que mucho no debe importarle después de haberse llenado los bolsillos consiguiendo triplicar el presupuesto invertido en el film.


Se ve que la sangre vende y las ideas se purgan.




lunes, 28 de julio de 2014

Retrospectiva Nolan - El recuerdo de la primera vez

Memento: Un rompecabezas de la mente

El thriller psicológico de Christopher Nolan nos invita a reconstruir las piezas de una historia atrapante que reflexiona sobre los sentimientos y la memoria.

Hasta hace poco tuve el agrado de comentar esta increíble película con una amiga y desde allí me concentre en dedicarle un humilde espacio a la obra sensacional de Nolan. El segundo arribo del prestigioso director de la trilogía de el Caballero de la Noche me impulso ha no solo invitar a desmembrar cada pensamiento de “Memento”, sino también a extenderme para conocer el estilo de este gran cineasta y más adelante analizar el éxito artístico de su carrera filmográfica con títulos como “El Origen” o “El Gran Truco”. Mientras tanto los dejo con “Memento” y el primer acercamiento al mundo del brillante Christopher.




“Memento”, el segundo trabajo cinematográfico que lo pone  en el firmamento hollywoodense como un director prestigioso, es sin duda su primer arribo hacia la profundidad psicológica y los enigmas de la mente. Este estilo marcaría su más alto nivel artístico, con su antecedente “Following” y sus siguientes películas, “Insomnia” y “El Origen”. La historia dirigida y escrita por Christopher está basada en el libro de su hermano Johnatan, llamado “Memento Mori” (en latín significa, “Recuerda que vas a morir”). El elenco es de poco renombre, pero con acertadas y cumplidas actuaciones como la del protagonista, Guy Pearce, y su compañera de reparto, Carrie-Anne Moss. Esto habla de una producción de bajo costo que roza la tradición del cine independiente, pero con un potencial argumentativo que le valió justificadamente nominaciones a los Oscar y los Globos de Oro (por guion y edición), además de otros galardones en diferentes festivales.

Nolan nos invita a explorar los laberintos y profundidades del complejo mundo de la mente, más precisamente de la memoria. Leonard (Guy Pearce), el protagonista de la historia, sufre un daño cerebral denominado amnesia anterógrada que ataca su memoria de corto plazo y que le impide tener recuerdos nuevos.  Esta condición mental lo obliga a seguir una rutina sistemática y naturalizar un mecanismo de recuerdo para cada día, que consiste en tener fotografías y descripciones detrás de ellas, hasta tatuajes en su cuerpo con información de todo lo que es” importante” y le sirve para no olvidar . Esta disciplina es clave ya que luego de que un lapso 30 minutos él pierde esos recuerdos recientes. Esta enfermedad se origina por un golpe que sufrió en la cabeza la noche que violaron y mataron a su mujer. Ese es su último recuerdo del pasado y a partir de ese hecho, su razón de vida será cobrar venganza por aquel asesinato.



La película es un rompecabezas. Porque la fantástica narración de la historia consiste en una línea temporal que se divide en dos partes. La separación está cuidadosamente realizada a través de un excelente trabajo de edición, que muestra la vida pasada del personaje en blanco y negro y en tiempo continuo, mientras que el relato visual de colores propone una dinámica temporal diferente, pero que hay que ir conectando con el correr de los minutos. Esta forma narrativa es un total desafío para el director que no solo lo realiza bien sino que lo potencia con un contenido atrapante y convulsivo, que nos mantiene sin parpadear hasta el final. Cada escena no tiene desperdicio alguno y todo lo que sucede es importante, por ello la atención del espectador debe ser máxima, para comprender y unir las piezas del thriller.

El golpe más fuerte y valorativo es la importante reflexión sobre el valor de la memoria y los sentimientos. Aquí me detengo a reflexionar profundamente en cómo trabaja Nolan (con un impecable guion) los mecanismos más frágiles de la estructura psicológica y nos permite entender como el ser humano a veces no tiene en cuenta como todo lo que sentimos es equivalente a lo que recordamos. ¿Por qué nos reímos tanto de esa anécdota tan graciosa que nos contamos cada Navidad cuando se reúne la familia y que paso hace 6 años? ¿Cuál es la razón de llorar al recordar a aquel amor perdido en el verano pasado? ¿Por qué nos sonreímos tanto cuando repasamos el álbum de fotografía y nos ponemos a pensar como paso tan rápido el tiempo? ¿A qué se debe la alegría de sentir los brazos de un hijo cuando jugamos con él? Todo esto cotidiano que atraviesa nuestra vida es controlado por la capacidad de recordar esos momentos y recordar que sentíamos en ese momento. Si de repente nos arrancaran aquellos instantes, no entenderíamos porque esa anécdota es tan graciosa o porque esa foto nos causa tanta tristeza.



El personaje no sólo sufre la imposibilidad de retener nuevos recuerdos, sino que es incapaz de entender cada sentimiento que lo atraviesa. Él no sabe por qué está enojado o feliz, cada segundo de su vida va consumiéndolo en sentimientos fugaces que luego olvida, atrapado en un laberinto de imágenes y tatuajes que solo le recuerdan que debe hacer algo con esas señales. Lo único que lo mantiene vivo es ese amor difuso por su esposa y el dolor de su muerte, que justifica su deseo de venganza insaciable que sería la pieza necesaria para terminar de armar el rompecabezas de su injusta vida. Esa venganza y la sed de sangre es lo único que lo mantiene en pie. Es solo un sentimiento lejano el que lo hace sobrevivir entre tantos otros inexplicables que se le escapan como los granos de arena de un reloj, hasta que cae el último de los segundos agotándose el tiempo y de repente ¡pum!, volver a empezar, preguntándose “¿Por qué estoy corriendo? ¿Estoy persiguiendo a ese sujeto? Ah no, él me está persiguiendo a mi”  (Escena impactante de la película).

Es esto lo que me gusto rescatar de una obra magnifica de Christopher Nolan, que no solo nos deja interpretar los más misterioso de la mente, sino que lo narra de una forma increíblemente bien lograda. El libro de su hermano como la película son de indiscutible recomendación, además de por supuesto legitimar a este gran director del que seguro estaré escribiendo más adelante, ya que toda su filmografía es de una imperdible satisfacción artística.







sábado, 12 de julio de 2014

La lagrima mecánica


La reciente película protagonizada por la pareja juvenil de Divergente, llego a los cines para deshidratarnos a llanto con un relato dramático sobre el cáncer y un amor inusual





“Bajo la misma estrella”, historia basada en la novela homónima de John Green, llega a las pantallas grandes de la mano del director Josh Boone y poniendo a la dupla estelar juvenil del momento: Shailene Woodley y Ansel Elgort. Boone encara su segundo proyecto cinematográfico, con la comedia romántica “Stucke in Love”, protagonizada por Natt Wolf, a quien volvería a convocar para esta película interpretando al carismático y gracioso Isaac. Sin muchos más datos específicos sobre la película, cierro este primer párrafo informativo, agregando la aparición del consagrado William Defoe que se pone en la piel del escritor Peter Van Houten.


La desgarradora historia de “Bajo la misma estrella” tiene como punto central la sensibilidad a carne viva. Hazel Grace y Augustus Waters arrastran una afeccion cancerígena, en ella su cáncer de tiroides y problemas respiratorios la obligan a llevar un tanque de oxígeno a donde vaya, y Gus con una osteosarcoma que lo encuentra con el reemplazo de su pierna por una ortopédica. El escenario se completa con el mejor amigo de Gus: Isaac, con quien comparten los momentos más graciosos de la película, dejando leer también la conformación de una fuerte amistad. Hazel Grace es quien narra la historia de su vida, marcando la relación con Gus como la parte más trágica y feliz de su vida. Interesante paradoja.



Para comenzar a profundizar y darle la vuelta analítica a este film me parece correcto mencionar la explicación de mi título. Poco tiene que ver con la película del gran Stanley Kubrick, pero si se encuentra argumento al concepto mecánico al que recurro cuando digo que “Bajo la misma estrella” va creando un climax forzado de escenas donde el espectador parece obligado a soltar una lagrima. Desde el comienzo es constante la marcada utilización de los primeros planos para fortalecer los diálogos sensibles y emotivos, acrecentando en las caras de los personajes principales un espejo de tristeza y pena que al espectador sin duda conmoverán por lo menos un poco. Lo malo de esto es que sea repetitivo y que no sea sorpresa en ninguna escena, a pesar de que lo que esté sucediendo es un dramatismo profundo. Además hay que señalar el condicionamiento previo del espectador, al saber que esta película ha sido increíblemente inflada y vendida por toda la prensa como la causante de inundaciones de lágrimas en todas las salas norteamericanas. Crean o no, esto condiciona bastante y desilusiona si el resultado no es el efectivo, pero no es de mucha importancia. Es necesario aclarar, que estos argumentos no son los primeros en el cine, pero si resulta muy polémico el instalar la temática del cáncer en estos tiempos. Este es el ingrediente certero y que seguramente inflara los bolsillos de los encargados de filmarla.


Y entonces nos preguntamos ¿Esta peli ya la vi? Seguramente si la vimos, si apelamos a las historias más melosas de protagonistas jóvenes que culmina con tragedias inexplicables. Pero hay algo más que podemos pensar con “Bajo la misma estrella”: El humor. El humor como giro ligero a un argumento que pretende dibujar algunas sonrisas antes de romper en llanto y hundirnos en la tristeza de los personajes. Es sin duda este el punto más fuerte que destaco y los hago cargo totalmente a los personajes de Gus e Isaac, tan bien interpretados por Wolf y Elgort. La humanidad optimista, carismática y esperanzadora que iluminan un camino tiene un final trágico, embellecen la pantalla con algunas ilusiones de salvación, que poco a poco van agotándose, pero que por lo menos dejaron reír fugazmente y equilibrar el oscuro futuro. He aquí, la fórmula que convierte al relato en más que una película análoga a la tragedia del amor sheakesperiano. La idea está plasmada en enamorar al espectador, y derrumbarlo por completo luego. Algo positivo que marcar en cuanto al dinamismo y mantener en vilo al espectador.



Me encantaría marcar algunas reflexiones interesantes, partiendo de las premisas de Hazel Grace. En una parte ella dice “Lo peor para mis padres es saber que yo me voy a morir antes que ellos”. Argumento implícito desde que le diagnosticaron la enfermedad terminal del cáncer, y donde su único objetivo es disminuir la cantidad de víctimas afectadas luego de su “explosión”.  Me permito aplicar esta analogía de la línea biológica padre-hijo, para explicar la relación que mantiene con Augustus. Ella como protagonista sentí que concibe a Gus (tal como si fuera su hijo) y decide adoptarlo en su vida como alguien importante. Se enamora y comienzan sus primeros miedos:Convertir a Gus en la victima más sufrida al final del camino. Pero sin embargo la fuerza de crecer con la única persona que puede corresponder sus sentimientos, es la que la hace continuar (la esperanza de convivir en un pequeño infinito). Ambos son conscientes del reloj de arena en el que viven, y también saben de qué no hay muchas esperanzas de que alguien pueda darlo vuelta, y así continuar. Pero el enigma está en quien llega a la meta primero. Y es allí donde se explica la analogía, cuando Hazel comienza a ver que el deterioro de Gus es progresivo y comienza a prepararse para su partida, algo impactante que no esperaba vivir, pensando que sería al revés. Tal cual piensan los padres cuando inician el camino de sus vidas acompañados por sus hijos.


Este pensamiento es el que más me marco dentro del relato, y necesitaba compartir la reflexión sobre como la vida a veces esquiva los destinos predeterminados, y como enfrentamos a la muerte como algo asegurado desde que nacemos. Esa es la premisa por la que reza Hazel: El fin indiscutido. Sea por lo que sea todos desaparecemos, dejando o no huella en este mundo, olvidados o recordados, todos nos vamos (idea que choca con la de Gus en la intención de quedar en la memoria universal). Una cuestión existencialista clave dentro de las sociedades occidentales, que tanto temen a la muerte y prácticamente no hablan.



Recomiendo totalmente esta película, y a aquellos que les haya gustado, que lean el libro, para encontrar otras miradas y reflexiones diferentes, que a veces el cine no termina de expresar. Las lágrimas forman parte del engranaje visual, pero eso no es razón para empañar un buen trabajo fílmico y correcta adaptación de guion.



"EL DOLOR DEMANDA SENTIR .Y SI NO HAY DOLOR, ¿COMO CONOCERÍAMOS EL PLACER?"

-Pelipensamiento