“The Purge”, la película escrita y dirigida por James DeMonaco revela
un argumento de crítica social profunda que se choca con una película
previsible y que demuestra la mejor forma de destrucción de una original idea.
Si existiera un manual dedicado al seguimiento estricto de ítems
que indiquen las diferentes formas de destruir buenos argumentos, la película
de James DeMonaco sería el ejemplo claro y hasta brindaría las mejores
herramientas de cómo hacerlo paso por paso. Que quede claro para el lector, que
hasta el día de hoy estoy irritado por encontrar a esta película como la autora
material de una idea que sin duda es interesantísima con un trasfondo político y
social muy profundo que se plantea en un futuro distopico (no muy lejano) y
termina siendo algo malo que merita salir insultando de la sala. Es
sorprendente pensar que el encargado de la creación de la historia sea el mismo
hombre que dirige este film y que sin duda es el mayor responsable en degradar
su propio trabajo.
James DeMonaco que no acarrea mucha experiencia filmográfica
en sus espaldas y tan solo alguna que otra intervención en el cine comercial de
terror (influencia que erróneamente aplica en esta película) decide hacerse
cargo del título “The Purge” (La noche de la expiación en español). El film se
posiciona dentro del género de ciencia ficción y estuvo comandado por la mayoría
del equipo de producción de “Actividad Paranormal”.
“The Purge” se centra en un contexto social distopico:
Estados Unidos en el año 2022 se encuentra en el mejor momento económico al
encontrar la solución perfecta a la oleada de crímenes y desocupación que
azotan a la nación. La estructura política denominada como “Los Nuevos Padres
Fundadores” descubren el equilibrio del país a través de una convención comunitaria
de leyes que habilitan que una vez al año los ciudadanos se sientan en la
libertad total de cometer delitos y soltar el salvajismo bestial que los domina,
en actos que no serían castigados en un lapso de 12 horas.
La familia de James Sandi es la elegida víctima de este
aniversario purgatorio y que en medio de la noche se choca con el conflicto de
que su hijo en su intento de proteger un refugiado perseguido por una patota de
asesinos burgueses, lo alojan en el interior de su casa. Los jóvenes ricos solicitan
la entrega del protegido y a cambio no ingresarían a asesinar a toda la
familia. Los Sandin se enfrentan a un noche larga.
La premisa es excelente. El espectador se siente entusiasmado.
Imagina lo que la pantalla puede brindarle después de encontrar a este
planeamiento conceptual algo de los que seguramente disfrutaran. Solo 15
minutos bastan para saber que nada de eso que pensamos sucederá, sino todo lo
contrario.
El trasfondo sociopolítico nos atraviesa y reflexionamos
sobre como una sociedad no muy lejana plantea desde sus representantes políticos
y las ideas de una “democracia salvaje” los principios más tradicionales de la
corriente Maquiavélica y el más crudo darwinismo social. El funcionalismo
gubernamental que pretende construir una mejor nación eliminando las problemáticas
de desocupación, pobreza e inseguridad nos propone una lectura de la
herramienta política más pragmática que aquella famosa premisa de un tal
Maquiavelo proponía como manual para los príncipes: “El fin justifica los
medios”. La oportunidad temporal de canalizar la bestialidad sanguinaria que
contenemos como una miseria de la naturaleza humana, se convierte en realidad
en un proceso paradójico que pretende igualar las libertades legales con las
libertades morales. El mecanismo es claro y cínico. La habilitación a una
masacre popular legitimada legalmente pone en debate nuestra actitud ante la
ley y nuestra consciente moralidad que implícitamente ante las normas nos ha
formado un espíritu social civilizado donde creemos que matar no es el camino
correcto. El trueque de libertad por libertinaje no es otra cosa que una anarquía
sádica que dura 12 horas por año a cambio de una “nación renacida”.
El planteo sobre la posibilidad de purificar nuestras almas
y calmar nuestra despiadada naturaleza violenta a través de una catarsis se
confunde con la real intención de esta ceremonia anual: Una cuestión de clases.
La sociedad burguesa disfruta desde el confort de sus sistemas de seguridad
como la guerra de los de abajo se desata bestialmente durante toda una noche
encontrando como razones la venganza, la necesidad de saciar la sed de sangre y
diferentes justificativos que solo terminan de diseñar un panorama donde los pobres
mueren y los ricos bajo el lema “ojos que no ven”… disfrutan de los privilegios
económicos que la purga deja.
Este aspecto enfocado en los intereses económicos por sobre
cuestiones humanas, donde los mecanismos políticos encuentran el amparo
perfecto de “limpiar” las escorias sociales se ve sumado a la inmunidad de los
mandatarios políticos más calificados a la hora de liberar la noche más bestial
del año.
Y esto no acaba aquí. Encontré un elemento interesante que
no pude captar en ninguna crítica sobre esta película y me gustaría analizar
como la analogía precisa del cuento romano “Pan y circo” y un film que todavía guardo
en mis retinas que es “Los Juegos del Hambre”. El discurso oficial del gobierno
que precede a una alarma que inicia la noche purgatoria anual nos deja ver
entre líneas como la jerarquía política y pequeños burgueses celebran colocando
flores azules en sus casas el fervor apoyo a esta medida política sanguinaria, además
de disfrutar de las imágenes del crimen callejero desde sus televisores, como
se matan entre si las clases inferiores (Capitolio y sus distritos) y
permitirnos visualizar en ello la cruel imagen de los reyes y nobles romanos
que glorificaban el evento popular de las matanzas entre gladiadores en una
arena.
Me pregunto y les pregunto: ¿Cuánto de ficción y cuanto de
realidad hay en esto? Se los dejo a su criterio.
Ya abandonando un poco esta profunda reflexión analítica que
me urgía expresar, paso a detallar como un notable planeamiento histórico e
impecable guion es desperdiciado inexplicablemente en un desarrollo previsible,
sin mayores tensiones y agrados que terminan desilusionando y fracasando por
completo. La falta de una estructura de género (terror, drama, suspenso,
ciencia ficción) no es un error preciso pero si falla en no delinear una clara
idea de lo que se pretende narrar, ajustándose a la idea central del argumento.
El recurso de terror agotado en las escenas de pánico e incertidumbre no es muy
eficiente, aunque si cumple la cuota de suspenso por algunos momentos. Solo la
siniestra y sombría presencia de los asesinos es la que contagia instantes escalofriantes,
pero no mucho más. La historia podría girar hacia un costado dramático,
teniendo en cuenta el contenido sociopolítico y polémico en el que se plantea
el contexto, pero al contrario elige otros rumbos y se queda a mitad de camino
dejando varios cabos sueltos. En cuanto a este último punto tengo que decir que
es un logro encontrar una renovación dentro del género de la ciencia ficción
que no se ampara en recursos tecnológicos y cibernéticos para expresar una
sociedad distopica, sino que su argumento se sostiene de tan solo recursos
políticos sostenidos en lo que Darwin nombraba como la “ley de la selva”.
En cuanto a la intención de provocar miedo los recursos
cinematográficos de la narrativa terrorífica que se desprende de los interiores:
Estilo Actividad paranormal solo alcanzan para pagar algunas cuotas de suspenso
y tensión estereotipada hasta el cansancio, con la clásica formula de
silencio-oscuridad que solo por momentos atrapa. A esto hay que sumarle los primeros
planos constantes de visión nocturna. Si
hay algo que positivamente rescato para favorecer la intención de asustar, es el escalofriante cinismo y profundidad
siniestra que tienen los asesinos con máscaras.
Algunas escenas de
acción son correctas pero se deconstruyen y caen en la banalidad cuando
comienza a ser “superprevisible” en la clásica “salvación en el justo momento
del que no estaba allí y casualmente aparece” (más de tres veces sucede).
Al finalizar la película me quede con la sensación de que el
director fue egoísta y en eso me refiero a la mezquindad y egoísmo comercial en
minutos fílmicos, donde el argumento queda como superficial al no darle la
vuelta a cuestiones centrales como la razón del elitismo social de asesinar, o
la simpleza de derribar un sistema de seguridad que funciona en un 99% e
ingresar al hogar sin problemas. La falta de profundidad sobre la necesidad del
elitismo social de purgar o el mejor conocimiento de la humanidad de los
personajes es algo con lo que me quede pensando y que se pudo haber hecho zoom
como algo interesante. Pero está claro que James DeMonaco no capta las locuras
de este humilde escritor de blog y que mucho no debe importarle después de
haberse llenado los bolsillos consiguiendo triplicar el presupuesto invertido
en el film.
Se ve que la sangre vende y las ideas se purgan.